viernes, 15 de mayo de 2009

Los monos también aprenden de sus errores

Vía ABC

Los monos, al igual que las personas, también se comen la cabeza por tomar decisiones erróneas. Científicos de la Universidad de Duke (EE.UU.) han confirmado por primera vez que el cerebro de los primates registra las equivocaciones y aprende de las oportunidades perdidas.

image «Es la primera evidencia de que los monos, de la misma forma que las personas, tienen pensamientos sobre lo que habría pasado o podría haber pasado» de haber tomado otra decisión, asegura el investigador Ben Hayden, principal autor del estudio publicado esta semana en la revista Science.

Los monos fueron sometidos a un experimento en el que participaban en un juego similar a un popular concurso de televisión de los años 60 y 70 llamado «Let's make a deal», algo así como «hagamos un trato», en el que tenían que hacer elecciones por las que podían obtener distintas cantidades de zumo como recompensa.

El animal debía elegir uno de ocho cuadrados blancos idénticos colocados en círculo. Cuando escogía uno, aparecía debajo un color. Según el color, la recompensa era mayor o menor. Durante algunas semanas, los animales fueron entrenados para asociar una recompensa de gran valor con el color verde, mientras que los otros colores representaban premios bajos. Después de recibir un regalo, al mono también le enseñaban los premios que había perdido.

Los expertos examinaron las neuronas de una región del cerebro de los monos que hicieron de cobayas situada en el cortex y denominada ACC, que dirige las consecuencias de las acciones y media en los cambios resultantes en el comportamiento. Así, comprobaron que las neuronas respondían de igual forma tanto a los grandes premios reales como a los imaginarios, aquellos que el mono sabía que había perdido.

Para medir cómo esas respuestas podrían ayudar al mono a aprender, los investigadores mantuvieron la recompensa alta -escondida bajo una tarjeta- en la misma posición el 60% de las veces, o la movían a otra posición siguiendo el movimiento de las agujas del reloj, de forma que el primate podía darse cuenta y adaptarse al patrón.

Los monos eligieron objetivos cercanos a los cuadrados con premios potencialmente altos en más ocasiones que los que estaban cerca de los menos premiados (37,7% frente al 16,7%), lo que sugiere que entendieron la relación entre una tarjeta con un premio alto en una partida y su posible ubicación en la siguiente. Según el estudio, «los animales aprendieron el patrón y eligieron los valores altos más veces que las que hubieran sido posibles por azar».

«Es significativo aprender que las neuronas juegan un doble papel, porque el mono sólo puede adaptar su comportamiento cuando consigue información sobre lo que ha ocurrido en realidad y lo que ha perdido», ha señalado Michael Platt, profesor de neurobiología y antropología de la Universidad de Duke.

Según los investigadores, las personas están mucho más dispuestas a arriesgar en un juego si se dan cuenta de que podrían haber ganado un premio mayor arriesgando en el pasado. Así, los autores del artículo creen que los monos también se comportan de manera similar.

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